Don Quijote de la Mancha. Virgilio loreto
Don Quijote de la Mancha: es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la Literatura Española y una de las principales de la Literatura Universal. En 1615 apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. El Quijote de 1605 se publicó dividido en cuatro partes; pero al aparecer el Quijote de 1615 en calidad de Segunda parte de la obra, quedó revocada de hecho la partición en cuatro secciones del volumen publicado diez años antes por Cervantes.
La novela consta de dos partes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada con fecha de 1605, aunque impresa en diciembre de 1604, momento en que ya debió poder leerse en Valladolid, y la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, publicada en 1615.
Estructura:
La Primera Parte está dividida, a imitación del Amadís de Gaula, en cuatro partes. Conoció un éxito formidable aunque como obra cómica, no como obra seria y hubo varias reediciones y traducciones, unas autorizadas y otras no. No supuso un gran beneficio económico para el autor, quien había vendido todo el derecho de la obra a su editor Francisco de Robles.
Por otra parte, el ataque a Lope de Vega en el prólogo y las críticas del teatro del momento en el discurso del canónigo de Toledo (capítulo 48) supusieron atraer la inquina de los lopista y del propio Lope, quien, hasta entonces, había sido amigo de Cervantes.
En 1615 se publicó la continuación auténtica de la historia de don Quijote, la de Cervantes, con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En ella, el novelista jugaría con el hecho de que el protagonista se entera de que ya la gente ha empezado a leer la primera parte de sus aventuras, en que, tanto él como Sancho Panza, aparecen nombrados como tales, además de la existencia de la segunda parte espuria.
Primera parte
Consta de 52 capítulos y empieza con un prólogo en el que se burla de la erudición pesantesca y con unos poemas cómicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el propio autor, quien lo justifica diciendo que no encontró a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como esta, como sabemos por una carta de Lope de Vega. En efecto, se trata, como dice el cura (un personaje de la novela) en el capítulo 47 de la primera parte, de una «escritura desatada», libre de normativas, que mezcla lo «lírico, épico, trágico, cómico» y donde se entremese en el desarrollo historias de varios géneros, como por ejemplo: Grisóstomo la pastora Marcela, la novela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las armas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida).
La novela comienza describiéndonos a un hidalgo pobre, cuyo exacto nombre solo se revelará al final de la obra: Alonso Quijano, oriundo de un lugar indeterminado de La Mancha, quien enloquece leyendo libros de caballerías y se cree un caballero andante medieval.
Se coloca un nombre sugerente: Don Quijote de la Mancha; bautiza a su caballo como Rocinante, reconstruye las armas de sus bisabuelos y elige a la dama de quien estar enamorado. Sin que nadie lo vea se lanza al campo en su primera salida, pero con sobresalto recuerda que no ha sido «armado caballero», por lo que llegando a una venta, que él confunde con un castillo, al ventero con el castellano y a unas prostitutas como damas, todo al modo de sus libros, decide hacer allí la «vela de armas» y convence al posadero para que le dé el espaldarazo. Por fin, en una satírica ceremonia Don Quijote es armado caballero por el ventero y a partir de este momento reanuda su cabalgata con mayor brío. Le suceden toda suerte de tragicómica aventuras en las que, impulsado en el fondo por la bondad y el idealismo, busca «desacer agravios» y ayudar a los desfavorecidos y desventurados. Profesa un profundo amor platónico a su dama Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo. En su primera aventura intenta salvar a un mozo llamado Andrés de los azotes de su empleador, lo que termina en mayor perjuicio para el joven; luego, en un cruce de caminos, desafía a todo un grupo de comerciantes a que reconozcan que su dama es la más bella del mundo, sin siquiera verla. Apaleado por uno de los comerciantes es encontrado por un vecino suyo quien, a lomo de su cabalgadura, lo devuelve a la aldea, donde es atendido por su sobrina y el ama de la casa. El cura y el barbero del lugar someten la biblioteca de Don Quijote a un expurgo, y queman parte de los libros que le han hecho tanto mal, haciéndole creer que han sido unos encantadores quienes han hecho desaparecer su colección. El recurso a las manipulaciones de los encantadores será permanente en el discurso de la obra, encantadores que le desfigurarán a cada paso la realidad a don Quijote permitiéndole explicar sus fracasos.
Segunda parte
En el prólogo, Cervantes se defiende irónicamente de las acusaciones del lopista Avellaneda y se lamenta de la dificultad del arte de novelar: la fantasía se vuelve tan insaciable como un perro hambriento. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han leído. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en la primera parte, como la misteriosa reaparición del rucio de Sancho después de ser robado por Ginés de Pasamontes y el destino de los dineros encontrados en una maleta de Sierra Morena, etc.
Así pues, en esta segunda entrega don Quijote y Sancho son conscientes del éxito editorial de la primera parte de sus aventuras y ya son célebres. De hecho, algunos de los personajes que aparecerán en lo sucesivo han leído el libro y los reconocen. Es más, en un alarde de clarividencia, tanto Cervantes como el propio don Quijote manifiestan que la novela pasará a convertirse en un clásico de la literatura y que la figura del hidalgo se verá a lo largo de los siglos como símbolo de La Mancha.
Cervantes, como narrador homodiegético, esto es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica que había perdido los originales de la novela que como recurso literario atribuye a un autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que consiguió recuperarla, de modo que puede seguir traduciéndola.
La obra empieza con el renovado propósito de don Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello, no sin la fiera resistencia de su sobrina y el ama. El cura y el barbero tienen que confesar la locura de don Quijote y urden, junto al bachiller Sansón Carrasco, un nuevo plan que les permita recluir a don Quijote por un largo tiempo en su aldea. Por su parte, don Quijote renueva los ofrecimientos a Sancho prometiéndole la ansiada ínsula a cambio de su compañía. Sancho reacciona obsesionándose con la idea de ser gobernador y cambiar de estatus social, lo que provoca la burla de su esposa Teresa Panza. Con conocimiento de sus convecinos don Quijote y Sancho inician su tercera salida.
LA ODISEA:
es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Se cree que fue compuesta en el siglo VII a.C. en los asentamientos que tenía Grecia en la costa oeste del Asía Menor (actual Turquía asiática). Según otros autores, la Odisea se completa en el siglo VII a.C. a partir de poemas que sólo describían partes de la obra actual. Fue originalmente escrita en lo que se ha llamado dialecto homérico. Narra la vuelta a casa, tras la Guerra de Troya, del héroe griego Odiseo (al modo latino, Ulises: Ὀδυσσεὺς en griego; Vlixes en latín). Además de haber estado diez años fuera luchando, Odiseo tarda otros diez años en regresar a la isla de Ítaca, donde poseía el título de rey, período durante el cual su hijo Telémaco y su esposa Penélope han de tolerar en su palacio a los pretendientes que buscan desposarla (pues ya creían muerto a Odiseo), al mismo tiempo que consumen los bienes de la familia.
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